Desde hace ocho años que llegué al Congreso de la República tuve claro que trabajaría por el bienestar y la vida digna de todos los colombianos, especialmente de aquellos que, por su condición de salud, necesitan motivación y atención especial para vivir. Es así como llevé al Legislativo dos proyectos de ley encaminados a ese fin que hoy están ad-portas de convertirse en leyes de la República.
El primero de ellos es fortalecer la formación en cuidados paliativos, una iniciativa construida pensando en aquellos enfermos que tienen dolor intenso o que padecen enfermedades terminales o crónicas. El objetivo no es otro que el de facilitar el acceso a la atención integral con cuidados paliativos para mejorar la calidad de vida de los pacientes y de sus familias, cuando vemos que 3 de cada 10 colombianos, falleció necesitando cuidados paliativos, esto según el reporte técnico (2019) presentado por el Observatorio Colombiano de Cuidados Paliativos.
Este proyecto de ley no solo busca atención digna para las personas que padecen alguna condición médica o física especial, sino que vincula a las instituciones de educación superior que tienen facultades de medicina, para que implementen o refuercen la formación en cuidados paliativos. Esto con el fin de garantizar que, en la formación obligatoria de los médicos, enfermeras, psicólogos, trabajadores sociales y fisioterapeutas del país, se incorporen las competencias profesionales para atender a los pacientes en etapa terminal.
Es importante decir que la vida humana goza siempre de valor, independientemente de su calidad, por eso es imperativo que los pacientes tengan acceso, sin restricciones, a la oportunidad de paliar y vencer el dolor recibiendo atención médica avanzada y de alta calidad que permita hacer más llevadero y menos tortuoso y difícil su proceso. No olvidemos, toda vida siempre será digna de ser vivida hasta el final.
Bajo esa premisa es que desde el Congreso impulsé el proyecto de ley 002/2020 Senado que esta semana surtió su cuarto y último debate, pasando a conciliación en Senado y Cámara de Representantes, quedando a un paso de convertirse en Ley de la República, si Dios así lo permite.
Pero este no es el único proyecto de ley que hemos presentado en materia de equidad. El segundo proyecto de ley, también a un paso de ser Ley de la República, es el que reconoce el bastón blanco de extremo inferior rojo, como la herramienta que identifique única y exclusivamente a las personas ciegas o con baja visión. El proyecto también contempla que el bastón sea entregado gratuitamente por las EPS a las personas en condición de vulnerabilidad, quienes además tendrán que garantizar el entrenamiento para el uso del mismo. Sin duda una gran apuesta por la autonomía, inclusión y cierre de brechas para 1.948.332 colombianos ciegos o con baja visión que hay en el país, según el Instituto Nacional para Ciegos (INCI).
Recordemos que el bastón blanco es un símbolo identitario y un elemento de apoyo que permite a las personas con discapacidad visual orientarse, sentirse más seguros al poder esquivar obstáculos y moverse de manera autónoma en las vías públicas o en los sistemas de transporte, entre otros.
Con este proyecto de ley (201/2020 Senado) que pasó a conciliación, estamos a solo un paso de avanzar en facilitar instrumentos de inclusión para la población invidente o con baja visión que requieran usar el bastón blanco para poder movilizarse.
Seguimos trabajando por Colombia y por su gente. Pido a Dios que en la recta final de este cuatrienio pueda despedirme del Congreso de la República dejando a los colombianos importantes leyes que contribuyan a mejorar su calidad de vida. Ese será mi mejor legado.