Los retos para el agro

Son muchos los desafíos que tiene por delante el recién posesionado ministro de Agricultura, Rodolfo Zea. El país tiene una deuda histórica con este sector, que, aunque ha sido fundamental en su historia económica, se encuentra notoriamente rezagado; prueba de ello es que el país solo usa 7,5 millones de hectáreas de una frontera agrícola de 40 millones de has. Además, el sector viene creciendo por debajo del crecimiento de la economía. En el 2019, por ejemplo, la economía creció 3,3% y el sector agropecuario solo 2%.

En esta columna voy a hacer énfasis en algunos de los retos que afronta este ministerio.

El primer reto es aportar soluciones a la muy baja formalización laboral y predial. Aunque en el campo colombiano se encuentran cerca del 16% de los ocupados, el 80% de estos trabajadores son informales. Esta cifra obedece a que el trabajador rural, en su mayoría, labora por horas o por días, depende de los ciclos de la cosecha, y, porque no decirlo, del Sisbén; todo esto dificulta su integración al régimen laboral. Es urgente pensar en una estrategia diferencial para su adecuada formalización, e incluso en un salario rural integral.

En la misma línea, es necesario llevar a cabo la actualización catastral rural; actualmente en el 63% de los predios el catastro está desactualizado. Esta herramienta no solo facilita la localización de los predios, su situación legal y su vocación productiva, sino que permite tomar decisiones para mejorar la calidad de vida de sus habitantes y las finanzas públicas territoriales. Además, cerca del 60% de los predios rurales no tienen títulos, imposibilitando a sus ocupantes acceder a servicios crediticios, asistencia técnica o a incentivos para proyectos productivos en esos predios.

El segundo reto para el despegue del sector agropecuario es mejorar la provisión de bienes públicos; hoy cerca del 75% de la red vial terciaria se encuentra deteriorada, más del 40% de los productores agropecuarios no han podido acceder a créditos en los últimos tres años, y solo cerca de 50 distritos de riego, de un total de 716, se encuentran en buen funcionamiento. A ello se suma la importancia de tener acceso a la Internet para disponer no sólo de agricultura de precisión sino de información sobre precios y mercados en tiempo real. Así que lo que permite mejorar la productividad y la competitividad no está funcionando bien para el campo.

El tercer reto del sector es la promoción de las exportaciones; a pesar de que en el año 2019 se rompió el récord en exportaciones agrícolas, el último reporte entregado por el DANE reveló que los productos agrícolas ocuparon el 18,6% del total de exportaciones, lo que deja al sector en el último lugar de esta actividad. El país requiere consolidar una nueva estrategia de comercio exterior integrada a la tendencia mundial, que permita promover la competitividad e inmersión de más productos en los mercados mundiales, hoy cerca del 86% de las exportaciones agrícolas del país se concentran en 9 productos.

El cuarto reto del sector es la tecnificación, la inversión en ciencia y tecnología para mejorar procesos productivos, y problemas logísticos y de intermediación. De acuerdo con el Censo Nacional Agropecuario, solo el 17% de los productores afirmaron haber tenido asistencia técnica, además menos del 1% del PIB agrícola se invierte en CTi, y todavía persisten serios problemas con los intermediadores y comercializadores. Colombia como país tropical requiere más conocimiento en sus productos estratégicos.

Gracias a los Cenis – Cenicafé, Cenipalma, Cenicaña, Cenibanano, Ceniacua, Ceniflores, Conif – nuestro país ha podido defender la producción y comercialización de dichos productos. Ese esfuerzo de I+D lo ha hecho principalmente el sector privado. Muy bueno sería mayor case público y que Agrosavia tenga más impacto en la investigación y transferencia de tecnología en cultivos huérfanos que queremos impulsar.

Además de promover la asistencia técnica y buscar apoyo de la academia para generar procesos productivos innovadores, se requiere ampliar la participación en el programa ‘Coseche y venda a la fija’ para disminuir los costos de intermediación; actualmente hay 45.280 productores vinculados, y la meta a 2022 es lograr la vinculación de 300.000.

Y finalmente, el gran reto es no sólo mantener el talento humano joven en el campo sino capacitarlo y darle condiciones de vida digna, para que continúen sus proyectos productivos. El campo tiene hoy una edad promedio mayor a la de la ciudad, siendo más viejos aún en zonas como la cafetera. Hay que reconocer que, gracias a la inmigración venezolana en algunas zonas, se ha contado con trabajadores para recoger las cosechas.

Aunque los desafíos son muchos, no puedo dejar de mencionar los logros que ha tenido el Gobierno del presidente Iván Duque en el sector, entre ellos: los planes de titulación de tierras que han permitido la formalización y adjudicación de 380.000 hectáreas (incluyendo campesinos y grupos étnicos); la búsqueda de financiación y puesta en marcha del catastro multipropósito; mejoras en la política sanitaria y recuperación del status como país libre de aftosa; admisibilidad de 11 nuevos productos en mercados como Japón y China; y la cofinanciación de 1.367 proyectos de emprendimiento rurales, entre otros.

Para lograr dinamismo y crecimiento del agro el ministro Zea tendrá que trabajar con los gremios en la búsqueda de soluciones innovadoras para la tecnificación del campo, promover esquemas asociativos, incentivar la cultura de la legalidad, el espíritu empresarial y las alianzas productivas.

La esperanza de Colombia para la inserción internacional, reducción de la pobreza, mayor seguridad, sostenibilidad ambiental, y desarrollo regional pasa por la rentabilidad y sostenibilidad del campo.

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