El país ha reiniciado actividades productivas durante las últimas 3 semanas del mes de mayo, permitiendo que el 83% de la producción nacional esté operando. Ese dilema que algunos quisieron plantear entre salud y economía no sólo no existe, sino que haber caído en él hubiera sido más catastrófico para el empleo y los ingresos de las familias, que lo que hoy muestra la muy alta cifra de desempleo de 19,8% para el mes de abril. Tanto la salud como la economía buscan promover el bienestar de las personas; sin salud los ciudadanos no pueden suplir sus medios de subsistencia, pero sin estos últimos también se pone en riesgo la salud y vida de las personas.
Las cifras de los primeros meses del año ya dejan entrever que el golpe que recibió nuestra economía por cuenta de Covid-19 y del choque petrolero fue bastante fuerte. El PIB del primer trimestre del año, con solo 15 días de confinamiento creció el 1,1%. En el mes de abril cerca de 1,5 millones de personas salieron del mercado laboral, las remesas del exterior llegaron a US$353 millones, 38% menos que el año anterior, y cerca de US$634 millones salieron del país como flujo de capitales de portafolio.
La economía colombiana en 2020 va a vivir, además de los fuertes efectos adversos de la pandemia y de la caída de los precios del petróleo, una caída en el PIB de los socios comerciales del país, que se estima entre -4% y -9%; la volatilidad de los mercados financieros internacionales; la reducción de las remesas de colombianos en el exterior y la salida de recursos de portafolio. Todo ello lleva a los expertos, como el área técnica del Banco de la República, a que nuestro crecimiento de la economía este año será negativo entre -2% y -7%, con unos indeseados efectos sobre el desempleo con una tasa cercana al 20%, y sobre la población en condición de pobreza que puede aumentar del 27% al 33%. Aquello que empezó como una emergencia sanitaria va a traer profundas consecuencias económicas este año. La esperanza es que nuestra economía se recupere y retome la senda de crecimiento cercana al 3,6% para el 2021.
Todas las acciones y costos asumidos han tenido el único fin de proteger la vida de los colombianos y por eso ahora que estamos mejor preparados, por lo menos en términos de camas, unidades de cuidados intensivos y respiradores, nuestro país debe seguir sus actividades productivas con estrictos protocolos de bioseguridad y disciplina social. No es sostenible pensar una cuarentena indefinida. (Lea también: Reactivación).
El esfuerzo fiscal que ha hecho el gobierno no ha sido menor. De hecho, según cifras del Ministerio de Hacienda si se suman todas las ayudas, garantías, exenciones tributarias y acciones del Banco de la República para otorgar liquidez, estas pueden sumar más de $117 billones (11% del PIB). Vale la pena recordar que dentro de este total se encuentran cerca de $7 billones destinados para el sector salud, $4,8 billones para la entrega de ayudas a los más vulnerables, y $6 billones para el subsidio de nómina, entre otros. Sin embargo, los recursos del gobierno son escasos y aunque se han intentado focalizar de la mejor manera, es evidente que las necesidades de los ciudadanos superan los recursos disponibles, de ahí la necesidad no sólo de reactivar la economía sino de ser solidarios.
Otra reflexión importante para reactivar las actividades productivas es la seguridad alimentaria. El país no ha tenido problemas de oferta de alimentos, gracias a nuestro sector agropecuario, y de manera especial a nuestros campesinos que producen el 80% de los mismos; pero si ha tenido problemas de capacidad adquisitiva por la falta de ingresos dado la alta informalidad laboral que asciende al 47% y las restricciones para el teletrabajo de gran parte de la población ocupada. El gobierno del presidente Duque, con los giros extraordinarios a los beneficiarios de los programas Familias en Acción, Adulto Mayor y Jóvenes en Acción, y los nuevos programas de transferencias monetarias como Ingreso Solidario y devolución de IVA, ha alcanzado a cerca de 21 millones de colombianos en condición de pobreza y vulnerabilidad para que esta crisis sea sin hambre.
Nos enfrentamos a una situación de mucha incertidumbre, si bien el gobierno colombiano ha hecho un esfuerzo enorme para sobrellevar la situación, que además ha sido reconocido internacionalmente, los recursos no son infinitos. Lo cierto es que hacia adelante la responsabilidad y disciplina individual serán decisivas para no perder lo que con tanto esfuerzo hemos ganado.
María del Rosario Guerra
@CharoGuerra
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