Impactantes han sido las noticias que hemos visto en países como España, Italia y Estados Unidos sobre el rápido avance del Covid-19, países con buena oferta de servicios de salud y tecnología, pero que se han demorado y quedado cortos para atender a los pacientes infectados. Para el caso de Colombia, nuestro sistema de salud que tiene cobertura universal y gran calidad de sus profesionales, ha respondido gracias a las oportunas y prudentes decisiones del Gobierno del Presidente Duque para frenar el contagio del virus. Lo primero fue la adopción rápida de campañas de aislamiento social y lavada permanente de manos, seguido por la adquisición y realización de pruebas para identificar las personas contagiadas, compra y entrega de respiradores certificados, kits de bioseguridad, y giro de recursos a hospitales y clínicas, entre otras medidas.
Todas las decisiones adoptadas a la fecha han sido oportunas y necesarias para atender la pandemia, y así lo muestran las cifras. Pero hay un tema que me ha preocupado hace varios años y que durante estas semanas de manejo de la crisis ha quedado en evidencia, y es el déficit que tenemos de médicos especialistas, y que aquellos que trabajan en su área de especialidad se concentran en pocas ciudades del país. Ese es el tema que quiero abordar en esta columna.
De acuerdo con la Política de Talento Humano en Salud del año 2018, el indicador de densidad de talento humano de Colombia (que incluye técnicos, tecnólogos, profesionales y especialistas) se ubicó en 32 profesionales por cada 10.000 habitante. Lo ideal es contar con 44,5. De ahí que el aumento en la densidad de personal de salud es deseable para garantizar el acceso a servicios de salud, durante y después de la emergencia
Se estima que en el país hay cerca de 115.000 médicos, de los cuales 27.000 son especialistas. De acuerdo con datos del Banco Mundial esto representa una tasa de 2,7 médicos por cada 1.000 habitantes, mientras que en países como España esta proporción es de 3,9 y en Italia de 4 médicos por cada 1.000 habitantes, cuando tenemos una población muy parecida: Colombia con 50 millones de habitantes, España con 47 millones e Italia con 60 millones. A pesar de que el número de especialistas es superior al de Colombia, estos países han tenido que solicitar ayuda internacional, dado que su personal médico no ha alcanzado a atender el crecimiento exponencial de infectados. Se conjuga entonces, para enfrentar el coronavirus, la importancia de la oportunidad de las decisiones tomadas como el aislamiento, con la oferta e infraestructura disponible de médicos especialistas y dotación de equipos e insumos para atender a los pacientes.
En un estudio del año 2017 de Antonio Restrepo y Luis Carlos Ortiz, en Colombia hay un déficit cercano a los 16.000 especialistas, de los cuales 4.743 serían médicos especialistas en las diferentes ramas de la cirugía, 10.552 en especializaciones médicas y 266 en las diagnósticas. Aunque esta situación puede tener varias causas, preocupa las dificultades que enfrentan los graduados en medicina para conseguir un cupo de especialización en el país. Las cifras muestran que la tasa de crecimiento de cupos para especializaciones es mucho menor que la tasa de egreso de médicos generales.
Según el Ministerio de Educación en 2018 se graduaron de pregrado en medicina 6.429 estudiantes, mientras que el número de estudiantes matriculados en especializaciones médico-quirúrgicas fue de 4.775, lo cual evidencia que hay un grupo importante de médicos que no alcanzan a realizar su especialización.
Frente a esta realidad, muchos médicos han optado por salir del país para poder realizar sus estudios de especialidad; sin embargo, a su regreso han tenido que enfrentar trabas burocráticas en el proceso de convalidación del título, hecho que les ha impedido aplicar su conocimiento en beneficio de la salud de los colombianos. (Lea también: Convalidación de títulos en tiempos de Coronavirus).
A propósito de esta situación, hace unas semanas manifesté mi apoyo para que el Gobierno Nacional, manteniendo los estándares, pudiera agilizar la convalidación de títulos de especialistas que a la fecha no han podido ejercer en el país. Esta situación desató comentarios en contra por parte de varias asociaciones de médicos, principalmente por la preocupación sobre la calidad de la formación de esos profesionales especializados que va a recibir el sistema. Por supuesto que estoy de acuerdo con que hay que preservar la calidad de los profesionales de la salud, y que la convalidación no puede ser a ciegas. Sin embargo, frente al déficit de especialistas y la realidad de tener ya en el país profesionales formados en el exterior con el lleno de los requisitos, no encuentro excusa para no convalidar los títulos o para poner trabas a dicho proceso.
Pero además del déficit de especialistas, la otra realidad es que el 58% de los médicos del país se concentran en Bogotá, Antioquia y el Valle del Cauca. Es entendible que esta concentración responda a que en esas regiones hay mayor cantidad de ofertas laborales, así como mayor y mejor infraestructura, y dotación para la atención en salud. Pero, es responsabilidad también de los gobiernos incentivar la presencia y atención de especialistas en todo el territorio. Municipios como Contratación-Santander y La Celia-Risaralda no cuentan con ningún especialista; La Guadalupe-Guainía no cuenta con médico general ni enfermera jefe; en el Valle del Cauca solo hay especialistas en 5 de los 42 municipios; varios en Sucre tampoco cuentan con especialistas en ningún campo, y así como estos muchos en el país.
¿Cuánto añorarían los municipios de categoría 5 y 6 poder disponer de un especialista en ginecobstetricia, ortopedia o en medicina general, al menos una vez a la semana, para evitar tener que pedir cita y desplazarse entre 1 y 3 horas hasta la capital para poder ser atendido después de un mes o más de espera para la cita?
Además, frente a la escasez de especialistas se hace necesario y urgente que aquellos vinculados de tiempo completo con los hospitales públicos en las regiones, dediquen el tiempo a la atención de pacientes en dichos hospitales, y no distribuir su tiempo en clínicas privadas. Pero por supuesto, no debe haber más demoras en el pago por sus servicios.
Nuevamente quisiera llamar la atención, sobre la necesidad que tiene el país de agilizar sus procesos de convalidación. Se debe aprovechar el conocimiento de quienes se han esforzado y cumplen con los requisitos para poder ejercer su especialidad en Colombia. Lo que más requiere el país es poder atender oportunamente y con calidad las demandas ciudadanas en salud, y más ahora que con la pandemia del Covid-19 se van a requerir especialistas en disciplinas afines para responder en la crisis y posteriormente.