La seguridad no se construye con populismos, de hecho, el populismo que tiene exclusivos intereses políticos termina haciéndole daño a las instituciones, a la tranquilidad del ciudadano y a la armonía social. Gustavo Petro sí que entiende eso.
Por ello el derrotado candidato a la Presidencia de la República decidió inferir que el Gobierno de Iván Duque tenía la responsabilidad en los recientes asesinatos de líderes comunitarios en el país. Lo hizo desde Francia, a través de sus aceitadas redes sociales y sin siquiera tomar en cuenta que este se iniciará hasta el próximo 7 de agosto. Sobra decir que no se atrevió a reclamar pronunciamiento alguno a Juan Manuel Santos, a quien apoyó en su reelección en 2014 y quien sí tiene total responsabilidad por el incremento de estos actos violentos en el país. En Colombia mataron a más de 500 líderes comunitarios entre 2010 y 2017.
Ese silencio lo dijo todo y no es un acto de ingenuidad, ni más faltaba. Es la actitud del incendiario. Gustavo Petro no tuvo argumentos para derrotarlo en las urnas y ahora (así como las FARC quisieron frenar la posesión de Álvaro Uribe el 7 de agosto de 2010 lanzando bombas a la Casa de Nariño) quiere frenar la posesión de Duque convocando marchas ese día. Tal para cual. Al que ven como enemigo quieren acabarlo, no con la fuerza de los argumentos, sino con intimidación y violencia.
Volviendo al rechazable y doloroso tema de los líderes comunales, lo que el excandidato Petro no dice es que la trágica muerte de la mayoría de ellos es consecuencia de que el actual gobierno no tuvo la firmeza para enfrentar al crimen. Que existen zonas del país en las que impera la violencia del narcotráfico encarnada en organizaciones dedicadas a la producción y al tráfico, entre las que se encuentran el ELN, las mal llamadas “disidencias” de las Farc y las bandas criminales. El exalcalde de Bogotá quiere ahora montar un relato para hacer creer a sus seguidores, a otros colombianos y a la comunidad internacional, que en el país buscan exterminar a quienes integraron su movimiento político. Cosa que no es cierta.
Gracias a Dios fue elegido presidente de la República Iván Duque, quien tiene firme compromiso de recuperar el orden con unas Fuerzas Militares tan eficaces como respetuosas de la Ley. Así como en el Gobierno de la Seguridad Democrática se avanzó en derrotar a guerrilleros, paramilitares y narcotraficantes, el nuevo mandatario trabajará incansablemente para recuperar la seguridad, el territorio y la esperanza de los colombianos.
Eso es lo que callan los incendiarios. Por ello no prosperará su relato.
Todo nuestro rechazo frente al cobarde asesinato de cualquier colombiano. Es deber del Estado proteger a los líderes que trabajan a favor de sus comunidades y garantizar en todos los rincones de la Patria el respeto a la vida, honra y bienes de los ciudadanos.
El 7 de agosto, mientras el derrotado en las urnas y algunos de sus seguidores siguen pensando en cómo prender fuego al país, iniciaremos el trabajo de reconstruir la Patria de la mano del presidente Iván Duque. Mucho tenemos por hacer para que Colombia vuelva a tener seguridad y esperanza. Al señor Gustavo Petro debemos recordarle que soplan nuevos vientos. Por ahora lo dejamos con sus cenizas.