María del Rosario Guerra
El Gobierno no ha olvidado a los paneleros y trapiches de Colombia. Prueba de ello fue el apoyo que se dio en el Senado y la Cámara de Representantes para sacar adelante el proyecto de ley que impulsará la los pequeños y medianos productores de uno de los productos más tradicionales de la canasta familiar, la panela.
El tránsito de esta iniciativa, autoría de la senadora Paloma Valencia y de la cual yo fui ponente, está a un solo paso de convertirse en Ley de la República para beneficiar a más de 350 mil familias paneleras: la rúbrica del presidente Iván Duque para sancionar la ley.
Este, sin duda, será el “salvavidas” para esta agroindustria rural, la segunda después del café, que hoy está en crisis por el bajo costo de este producto en el mercado, frente a sus costos de producción, lo que ha desencadenado cuantiosas pérdidas para los productores.
El paro que adelanta un importante grupo de productores paneleros en los departamentos de Boyacá y Santander confirma la urgencia de promulgar esta ley para aliviar la economía de este sector, garantizando no solo la producción con mejores estándares de calidad y esquemas de comercialización, sino los más de 300 mil empleos directos e indirectos que genera esta industria.
Quienes protestan argumentan que hace dos años vendían un kilo de panela entre $2.800 y $3.000; hoy la comercialización ha bajado a los $1.300, con costos de $2.000 por kilo.
Como consecuencia de esta situación, los paneleros aseguran que no han podido atender las obligaciones crediticias con los bancos ni mejorar los trapiches o cultivos, lo que los ha sumergido en serios problemas económicos.
Pese a esto, debe quedar claro que no será a través de las vías de hecho y de protestas que este sector recupere su rentabilidad. La única manera de lograrlo será revisando el modelo productivo, asociándose con procesos como la comercialización, y por supuesto acompañados del Gobierno para que con lo previsto en la ley en materia sanitaria, de calidad, formalización empresarial y laboral, freno a la competencia ilegal, compras públicas para programas de los gobiernos nacional y local e incentivos tributarios, definan una hoja de ruta para hacer de la producción de panela una alternativa sostenible, ambiental, social y económica.
El pequeño productor panelero será el más beneficiado con la expedición de la ley en mención, la cual reiteró deberá permitirles fortalecer su actividad económica, entrar a nuevos mercados nacionales e internacionales y formalizar el sector.
La panela refleja la identidad cultural de muchas zonas del campo colombiano ya que está presente en 28 departamentos del país, e históricamente se ha convertido en uno de los productos más queridos y consumidos en los hogares.
Su sostenibilidad y fortalecimiento será de beneficio para los productores y sus familias, pero también para regiones como Santander, Boyacá, Antioquia, Cundinamarca, Córdoba, Nariño y Cundinamarca, por mencionar algunas.
Espero que pronto podamos disfrutar de la “ruta dulce de la panela”, un programa turístico que permitirá conocer y vivir la experiencia de la producción papelera.