Esmad necesario

La tensa situación que vive nuestro país por cuenta del vandalismo, el caos, el terrorismo urbano, el desorden y la destrucción ha requerido de manera permanente la presencia en las calles del Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad). Este es un grupo especializado de la Policía Nacional que tiene como función apoyar a la Fuerza Pública en el manejo de multitudes, disturbios y bloqueos, cuando su capacidad ha sido rebasada o cuando el orden público y la seguridad estén en riesgo extremo.

Es gracias a la presencia de estos casi 4.000 hombres y mujeres que componen el Esmad y que están desplegados en todo el país, especialmente en las ciudades donde se ha mantenido el caos y la agitación social, que han podido ser levantados 2.659 bloqueos que han afectado la movilidad, y controlados 1.195 disturbios, en los que han tenido que intervenir para restaurar el orden. Este es el pan de cada día del Esmad desde hace un mes que inició el paro y por ende las protestas que, en su gran mayoría, han estado enmarcadas en la destrucción y el vandalismo. Muchas veces afligidos por el agotamiento físico y algunos apenas recuperándose de las heridas y golpes, han permanecido de pie y en las calles para controlar esos grupos sin Dios ni ley, agresivos y preparados para causar daños y generar miedo e inseguridad. 

El Esmad, creado el 24 de febrero de 1.999, es una unidad de reacción preparada únicamente para afrontar situaciones de desorden social que afecten el orden público. No es una fuerza para “matar o masacrar” ciudadanos, tampoco es una fuerza tirana o feroz como algunos líderes de oposición al gobierno Duque lo han querido hacer ver para deslegitimarlos y manchar sus actuaciones. El escenario en el que se mueven quienes lo integran es altamente peligroso y eso lo reflejan los cientos de uniformados que han resultado gravemente heridos (1.116 en 30 días de protesta) luego de ser atacados con agentes químicos (ácido); bombas incendiarias con las que han intentado quemarlos vivos; armas de fuego (pistolas y fusiles); cuchillos y elementos contundentes. Otros, como fue el caso registrado en Palmira, Valle del Cauca, fueron secuestrados por varias horas, golpeados, amarrados y humillados por manifestantes.

Colombia no es el único país que cuenta con un escuadrón como el Esmad. Países como Japón, Italia o Hong Kong, por mencionar algunos, también tienen grupos móviles o unidades antidisturbios, equipos tácticos con la única tarea de prevenir cualquier alteración del orden público en protestas o eventos multitudinarios. Esto ratifica que, si bien el Estado debe garantizar el derecho constitucional a la manifestación pacífica derivada del derecho a la libre expresión ciudadana, también tiene el derecho constitucional para preservar la vida, el orden, la seguridad, la convivencia y la movilización. Cuando se vulneran con bloqueos o vandalismo, el instrumento disponible para recuperar el orden es la intervención de la Fuerza Pública para contener y disuadir a quienes insten al caos, el terrorismo y la destrucción.

No desconozco que ha habido crasos errores y que algunos miembros del Esmad han abusado de su autoridad, pero eso no es motivo para deslegitimar a toda una Institución. Son las investigaciones las que determinarán la responsabilidad que le asista a cada uno de los policías que irrespete no solo su uniforme, sino la consigna de actuar siempre apegados a la Constitución y la ley. No es un grupo de políticos de izquierda, influencers, líderes de opinión e incluso periodistas los que a través de las redes sociales juzguen el actuar del Esmad, cuando deberían ser prudentes y cautos y dejar que la justicia haga su trabajo, evitando así avivar más el caos y la violencia en las calles.

Es imperativo mejorar el equipamiento del Esmad, por ejemplo, integrar cámaras de videos en los cascos que permitan no solo transmitir en tiempo real, sino conocer la ubicación y movimientos del uniformado durante cada intervención, eso en caso de alguna investigación. Así mismo es importante revisar el equipo de protección (trajes, guantes, cascos, escudos blindados) para reducir los riesgos de lesiones. Hay que garantizar su integridad, pero también transparencia en su actuar.

Muchos líderes de izquierda han propuesto insistentemente eliminar el Esmad, e incluso estuvo contemplado durante el proceso con las Farc en la Habana. Además, en el pasado reciente ha habido pronunciamientos de la Corte Constitucional y de la Corte Suprema de Justicia que han contribuido a limitar el accionar del Esmad, a mi juicio en detrimento de la seguridad ciudadana. (Vea también: El caos como estrategia).

Finalizo reiterando mi total apoyo no solo al ministro de Defensa, Diego Molano, sino a todos los hombres y mujeres de nuestras Fuerzas Militares y de Policía que velan por la seguridad y el orden. Quiero recordar estas palabras del general Hoover Penilla, subdirector de la Policía Nacional: “Los policías que están en las calles también necesitan que Colombia los respalde. Respondemos y damos la cara por lo malo, pero flaco favor le hacemos a la democracia cuando entramos a dejarnos manipular por las redes sociales. Los policías vamos a seguir cumpliendo con nuestro deber y vamos a responder por lo que se derive de ese cumplimiento. No nos vamos a arrinconar ni a esconder”.

Rechazo la agresión verbal e irrespeto de algunos congresistas de la oposición, quienes en la Cámara de Representantes avergonzaron a nuestros policías, y de otros senadores que los han maltratado incluso con palabras soeces. Si nosotros no damos ejemplo, es difícil pedir a los demás que lo hagan. Ninguna institución es perfecta porque está constituida por hombres y mujeres que somos imperfectos. Pero gracias a la Policía y al Ejército es que en un país como este, con tanta criminalidad y violencia, tenemos protección y defensa de las libertades. A ellos mi gratitud y afecto.