María del Rosario Guerra
La protesta pacífica es un derecho consagrado en nuestra Constitución y desde luego, los estudiantes de universidades públicas pueden manifestarse al considerar que no se garantizan las condiciones económicas para desarrollar su proceso educativo. Eso nadie lo discute.
Lo que sí es cuestionable es que durante un mes y medio un grupo de alumnos haya abandonado las aulas para salir a las calles y con actos violentos y bloqueos repitan la consigna “más plata”, desconociendo el esfuerzo histórico del Gobierno del presidente Iván Duque para destinar $41 billones de pesos a la educación ($4.4 billones para educación superior), el presupuesto más alto para este sector en la historia del país.
Hay que decirlo, sectores de izquierda radical que perdieron en las urnas el pasado mes de junio permearon estas protestas y están instrumentalizando a los estudiantes con fines políticos. Buscan generar caos creyendo que pueden desestabilizar al Gobierno Nacional. Guardaron silencio durante años y ahora, ciegos y sordos, pretenden que se resuelvan todas las problemáticas en apenas tres meses de gestión.
¿Y quiénes pagan los platos rotos?: Los alumnos que sí quieren completar su semestre y continuar apostándole a un mejor modelo educativo desde las aulas, como corresponde; los ciudadanos que terminan siendo víctimas de cierres viales ilegales y ataques a sus hogares y establecimientos comerciales; los bogotanos que ven trastocadas su movilidad y su jornada laboral; las sedes de medios de comunicación que son blanco del vandalismo; y los miembros de la Policía Nacional que cumplen el deber de garantizar la seguridad de todos. En la capital uno de ellos fue agredido con un artefacto incendiario. Todos vimos las imágenes del dramático y reprochable acto violento.
Estudiantes de universidades públicas: no dejen que los sigan usando. Sus reclamaciones son válidas y han sido atendidas por un Gobierno Nacional comprometido con la educación básica, secundaria y superior.
En los tres meses de presidencia de Iván Duque y después de recibir el sector con un desfinanciamiento de $1.9 billones de pesos y una operación caótica, se ha garantizado que los beneficiarios del programa ‘Ser Pilo Paga’ concluyan sus estudios, se lanzó el programa ‘Generación E’ para impulsar gratuitamente la formación de 320 mil jóvenes en cuatro años, y se reestructuró el Programa de Alimentación Escolar (PAE) con un incremento presupuestal del 48%. Esto sumado a los esfuerzos de mejoramiento en educación rural, los proyectos de formación de maestros y una reforma al Icetex para alcanzar mayor cobertura y eficiencia.
El Gobierno escucha a los estudiantes y siempre está dispuesto al diálogo, pero no cede ante la presión violenta. Las manifestaciones cruzaron el límite y afectan a todos. Es urgente que los líderes del movimiento universitario entiendan la responsabilidad que asumieron al permitir que la izquierda destructiva se tomara sus marchas.
Es tiempo de corregir el rumbo y regresar a clases. Es la hora de construir una mejor educación, un mejor futuro para todos. Con populismo, violencia e irrespeto a la ciudadanía y a las autoridades no se fortalece nada, muchísimo menos la universidad.
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