Colombianos, quise tomarme este espacio, acostumbrado a la opinión y el análisis de temas coyunturales para el país y de mi actividad legislativa, para hacer una reflexión frente al panorama electoral que hoy nos atañe a todos.
No es una decisión de talla menor la que tenemos en las manos. Este domingo, en las urnas, elegiremos a la persona que tendrá la gran responsabilidad de gobernar y llevar las riendas de esta Patria; estamos hablando del próximo presidente de Colombia.
Con tristeza tengo que decir que esta fue una campaña atípica, marcada por los ataques, las mentiras y bajezas de un candidato -Gustavo Petro-, sus alfiles y amigos políticos que se encargaron de poner en jaque a todos sus contendores desde que inició la carrera presidencial. Atrás quedaron los debates de propuestas, las campañas decentes, el diálogo con los ciudadanos y peor aún, el respeto por el electorado. Lamentable este ambiente de violencia, bajezas e irrespeto.
Pero no quiero dedicar este corto espacio a lo malo, que, si bien es mucho, no es lo importante a estas alturas de la contienda.
Como lo he reiterado en estas últimas semanas, apoyaré al ingeniero Rodolfo Hernández con la esperanza de que siga profundizando en la lucha contra la corrupción, acabando con la dañina captura del Estado, zarandeando la politiquería para recuperar la decencia en la política, manejando con austeridad los recursos del Estado y respetando las libertades de todos.
El riesgo de que el poder quede en las manos equivocadas es latente y angustiante. Por esto, a pocas horas de que se abran las urnas, veo necesario hacer una pausa en el camino dejando de lado lo agrio, brusco y vergonzante que esta contienda electoral nos ha dejado, para que cada ciudadano piense, y muy bien, a quien le dará su voto.
Colombianos, el futuro de esta Patria por la que tanto hemos trabajado depende de nuestro voto; por eso, en este momento, es imperativo ejercer este derecho que nos asiste y que está protegido por nuestra Carta Magna. Nuestras libertades y democracia están en juego y si no votamos bien, es mucho lo que podemos perder.
Pido a Dios y a la patrona de Colombia, Nuestra Señora de Chiquinquirá, que la decisión que tomemos sea la acertada y la mejor para todos. La Patria primero, y para avanzar se requiere que elijamos bien.