Una oportunidad al fracking

María del Rosario Guerra

@charoguerra

Colombia tiene una oportunidad única de ser autosuficiente en materia energética aumentando los niveles de reserva a través de la técnica de explotación de hidrocarburos en yacimientos no convencionales, es decir fracking. 

El petróleo, esa materia prima que se esconde celosamente bajo la tierra no puede perderse por la resistencia de algunos a explorar alternativas que permitan su extracción, proceso clave para el sostenimiento de la economía y el fortalecimiento de las regiones. 

Fue muy importante que el Consejo de Estado modulara su mensaje aclarando que la suspensión de las normas que regulan el fracking  no impedía el inicio de proyectos piloto, eso sí bajo un estricto seguimiento y monitoreo ambiental, que permita evaluar esta técnica de exploración.  

Según el Ministerio de Minas y Energía, por primera vez en más de dos décadas, Colombia tiene reservas de gas inferiores a 10 años. Adicionalmente, el incremento de la demanda en 2018 fue de cerca del 5%, lo que genera varias preocupaciones, entre ellas la pérdida de autosuficiencia, la importación de gas para consumo residencial y comercial que supone un incremento de 5 o hasta 6 dólares por millón de BTUs a entre $9 o 10 dólares, más el incremento en el costo de la energía eléctrica con generación térmica.  

La exploración de yacimientos no convencionales es  una oportunidad que no puede ser ignorada. Con el fracking las reservas de petróleo y gas podrían triplicarse y volver a Colombia autosuficiente en materia energética, algo que urge si tenemos en cuenta que las provisiones de petróleo solo ascienden a 1.956 millones de barriles y con el ritmo actual de producción, solo alcanzaría para los próximos 6,2 años. 

Revisemos las cifras. Las exportaciones de crudo y sus derivados han representado entre el 34% y el 40,9% de las exportaciones totales del país en los últimos años. La producción minero energética genera recursos de regalías de $24 billones para el bienio 2019-2020, de los cuales $15 billones los aporta el sector de hidrocarburos.  

Las reservas potenciales de crudo se estiman entre 2.500 y 7.500 millones de barriles, y en gas podrían ser entre 10 –20 Tera pies cúbicos. Esto equivaldría a un aumento de entre 8 y 23 años de las provisiones de crudo, y de por lo menos 35 años para el caso del gas.  

Un claro ejemplo de la importancia de desarrollar yacimientos no convencionales está en la región del Magdalena Medio, donde la explotación podría aportar US$ 34.300 millones al PIB, cifra que equivale a aproximadamente el 10% del PIB de 2017. De desarrollar esta técnica, se estima que podrían generarse 35 mil nuevos empleos.  

No podemos caer en el falso dilema de escoger entre explotar hidrocarburos o defender el agua. No hay duda de que hay que proteger las cuencas, ríos, paramos, y racionalizar el uso del agua. Pero hoy hay claros ejemplos de países como Canadá, donde se hace desarrollo de yacimientos no convencionales con los más altos estándares ambientales. Y el país debe exigir igual rigurosidad de manejo ambiental en todos los proyectos. Pero no podemos perder esta oportunidad de hacer pilotos y evaluar los resultados. No cerremos la ventana de nuevas oportunidades para el país y las regiones de sembrar bien los réditos de los hidrocarburos. 

Decidir usar el fracking no puede ser ninguna arenga política ni una decisión jurídica; debe ser ante todo el resultado de una evaluación técnica que le permita al gobierno tomar las mejores decisiones considerando temas ambientales, de autosuficiencia energética, ingresos fiscales y desarrollo regional.

Respaldo la decisión del gobierno del presidente Iván Duque de realizar unos pilotos exploratorios del fracking, así como lo han hecho 22 países, entre ellos Estados Unidos, Canadá, Australia y Argentina.

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