Parecería que para algunos jueces la Fe y la espiritualidad no pueden ser ejercidas por sus líderes de manera pública, en un país donde la mayoría no sólo nos confesamos creyentes sino católicos. Se le quiere cercenar al presidente Iván Duque su derecho a vivir su fe y expresarla de manera respetuosa, apegado a la Constitución, y teniendo claro que esta consagra la libertad religiosa y de culto.
La religión no es de izquierda ni de derecha. Es la expresión más íntima, profunda y sincera de la creencia de la persona. Y por supuesto que es tan respetable quién se reconoce ateo como los que nos reconocemos creyentes. Y ese derecho a creer y vivir la fe está protegido por la Constitución y hay que defenderlo.
En esa línea, sorprende la decisión absurda que emitió una juez del Tribunal Superior de Cali, en la que le ordena al Jefe de Estado eliminar, en menos de 48 horas, un mensaje publicado el 9 de julio a través de su cuenta personal de Twitter, en el que hizo alusión a la conmemoración de los 101 años de la coronación y reconocimiento de la Virgen de Chiquinquirá, como patrona de Colombia. Un fallo abiertamente inconstitucional.
Cada persona, en ejercicio de su libertad, puede vivir su fe y expresar en privado o en público sus creencias religiosas. No se puede atentar contra ese derecho fundamental consagrado en el artículo 19 de la Constitución Política: “Se garantiza la libertad de cultos. Toda persona tiene derecho a profesar libremente su religión y difundirla en forma individual o colectiva. Todas las confesiones religiosas e iglesias son igualmente libres ante la ley”.
La juez que emitió ese fallo parece haber olvidado que la libertad de culto es vital para la salud de una sociedad diversa y que, en un país con manifestaciones religiosas tan fuertes como el nuestro, esa celebración de Nuestra Señora de Chiquinquirá tiene un gran significado. Qué bueno sería poder preguntarle si es que acaso Iván Duque, por ser el presidente tiene prohibido creer en la Virgen, o si es que él dejó de ser un hombre con derechos cuando llegó a la Casa de Nariño.
Colombia es un Estado laico donde el sentimiento religioso no es indiferente. Decisiones como esa dejan ver la discriminación contra las creencias del presidente Duque, quien como cualquier ciudadano según la Convención Interamericana de Derechos Humanos (Pacto San José de Costa – artículo 12, libertad de Conciencia y Religión): “Tiene derecho a la libertad de conciencia y religión. Este derecho implica la libertad de conservar su religión o sus creencias; así como la libertad de profesarlas o divulgarlas en público, como en privado”.
Y agrega: “Nadie puede ser objeto de medidas restrictivas que puedan menoscabar la libertad de conservar su religión o sus creencias”. Sin duda, desconocer la primacía de los derechos inalienables de los ciudadanos es discriminación. Es un absurdo que algunos jueces pierdan tiempo valioso en la emisión de fallos como este, que en vez de aportar para que haya justicia y no impunidad, sólo generan rechazo por querer prohibir a los ciudadanos expresar su Fe.
Que este fallo no sea una alerta de lo que algunos de nuestros jueces quisieran transitar en la línea de lo que ha sido en países como Cuba y China, donde se ha perseguido la religión. En China la censura a los cristianos ha llevado a que palabras como Dios o Biblia fueran prohibidas; donde piden cambiar la foto de Jesús por la del expresidente Mao Tse-Tung porque de no hacerlo el gobierno retira los subsidios a los más vulnerables; o donde ordenaron a las iglesias eliminar los 10 mandamientos y reemplazarlos por frases del presidente Xi Jinping.
Es bueno recordar que para Carlos Marx y los comunistas, hay que acabar todo vestigio de religión. Viene a la memoria la triste frase la religión es el opio del pueblo; como si el estado pudiera llenar esa esperanza y alegría que da la Fe. Nada más contrario a la riqueza del ser humano que no solo es mente y cuerpo, sino espíritu.
Gracias a Dios en Colombia no sólo somos la mayoría creyentes, sino que podemos vivir la fe. Por ello exigimos respeto para que el derecho consagrado en la Constitución no se viole, incluso para el presidente Iván Duque.
Nuestro país, al igual que el mundo entero, sortea la crisis y los impactos negativos desatados por la pandemia. Hemos sufrido mucho por el cierre de las iglesias y lugares de culto, y esperamos que pronto, con los protocolos de bioseguridad, se puedan reabrir en todo el país y permitir que los colombianos de fe, disfrutemos de ese maravilloso derecho a profesar nuestra religión.
La oración nos ha ayudado mucho en estos momentos de incertidumbre y miedo, en los que no hemos podido acompañar presencialmente a tantos seres queridos, ni a los familiares y amigos difuntos. Por eso ruego a Nuestra Señora de Chiquinquirá, patrona de Colombia, que proteja la Patria, ilumine a los jueces para actuar en derecho y guíe al presidente Iván Duque en sus decisiones.